Este año ya no somos alegales, parece que podemos volver a volcar nuestra rabia de forma masiva y colectiva en las calles, a manifestarnos. Ganas de dejarnos en casa no les faltan, pero después de un año y de lo enferma y podrida que sigue la sociedad, los motivos de salud pública ya no se sostienen.
Nosotras seguimos contagiando: desde la primera Huelga General Feminista no hemos parado de parir, de criar, de hablar, de acuerparnos, acompañarnos y de formarnos, de organizarnos y de seguir contagiando las ansias de libertad y de revolución contra un sistema que nos asesina.
Nos intentan destruir desde las instituciones, por eso nunca dejamos que las burguesas se aprovechasen y copasen nuestros espacios, lobos con piel de cordero que solo miran por sus intereses, los de su partido y sus privilegios. Nos venden como victoria una reforma laboral que nos sigue manteniendo precarias, enfermas, agotadas, dependientes e “ilegales”.
El techo sigue sin ser un derecho, la educación es una fábrica de borregos para el sistema y la sanidad ya no nos coge ni el teléfono.
Ver a fascistas rebuznar contra nosotras, son orgasmos para nuestro body. Reafirman nuestras reivindicaciones y nuestras ganas de destruir sus privilegios de macho: “el patriarcado y la misoginia existe”, ellos son la muestra y nosotras la resistencia.
No hay quien sostenga este sistema, nosotras sostenemos la vida pero no sus caprichos y privilegios. La organización es positiva si el objetivo es claro, NO podemos luchar con sus armas y reglas porque estamos destinadas a perder.
Debemos crear todo nuevo. Este sistema no es sostenible: crecen los ricos, las ricas y sus caprichos y nosotras nos arrastramos hasta la cama para intentar descansar, medicadas para poder dormir y para apaciguar los dolores al levantarnos; nos llaman locas, desquiciadas, inestables. Compañeras son asesinadas, violadas y maltratadas por migrar e intentar cruzar sus fronteras. Nos niegan la existencia como mujeres trans y nos señalan como el enemigo mientras abrazan sus poltronas dentro del sistema. Como trabajadoras sexuales nos niegan el derecho a enfermar, a jubilarnos, al paro… les parece un trabajo indigno, prefieren que limpiemos sus casas, cuidemos a su prole y que sus maridos nos acosen en la intimidad del hogar.
Sistema punitivista que llena las cárceles de pobres, que crea cárceles donde para entrar no tienes ni que haber cometido un delito, solo te tienen que considerar ilegal y al CIE que vas.
Sindicatos del sistema y partidos políticos que van a destinar miles de euros a sus campañas del 8 de marzo mientras firman convenios donde las mujeres cobramos menos, firman reformas laborales donde la patronal sigue esclavizándonos con total libertad, firman ERES y ERTES y ponen la mano para la mordida. Desarticulan huelgas negociando a espaldas de las trabajadoras. Vosotras y vosotros sois parte del problema.
Iglesia y Estado que nos casa como modo de control para que cuidemos y consintamos en la salud y en la enfermedad hasta que nuestro asesinato nos separe.
Que nos niegan el amar libremente, el conocer nuestros cuerpos y gozar de ellos. Nos matan, nos señalan y nos estigmatizan por ello.
Nos llaman asesinas por exigir un aborto libre, seguro y gratuito mientras hacen reverencias a curas pederastas y justifican a violadores por el largo de nuestra falda, por ir solas y de noche por la calle, que “dicen que un marido no viola, son deberes matrimoniales” , y que “con 9 años ya vamos provocando para que nos manoseen familiares”.
Desde nuestra diversidad y nuestra rabia, desde nuestra clase, no dejemos de organizarnos, de construir estructuras sólidas que permitan la revolución, que hagamos temblar sus cimientos y el miedo cambie de bando.
CNT Comarcal Sur Madrid y Mujeres Libres Madrid